Sinopsis:
Ella es divertida y audaz. Una mujer que podría ser cualquiera. Con un marido, una hija pequeña que se pasa el día construyendo cosas y un hijo menor que las destruye. Se ha enfrentado a los techos de cristal, a un trabajo al que no estaba destinada, a la conciliación, a sentirse mala madre y a las pequeñas derrotas y victorias de la vida de cualquier mujer. Pero las cosas no son como parecen. Y eso va a cambiarlo todo. Para siempre.
Lucía Miranda dirige a Antonia Paso en este unipersonal del multipremiado Dennis Kelly.
Ella
Lo que más me gusta de ELLA, la chica, es que podría ser cualquiera de mis amigas. Que cuando la leí por primera vez era como leerme a mí misma. Pensé: me han mandado este texto porque esta mujer se parece a mí. Y leerle a ÉL, el chico, como reencontrarme con un ex amante. Por eso al principio no entendí. Y por eso lloré tanto al acabar de leerla: porque podríamos ser nosotros, cualquier pareja, sin darnos cuenta escena a escena de que nos estamos convirtiendo en ese final inimaginable.
ELLA te habla de algo de lo que se ha hablado mucho, pero de una manera muy diferente. De una manera que deja KO y contra las cuerdas, y te hace cuestionarte tu álbum de fotos familiar. Y digo ELLA, y no el texto o el autor, porque aunque no tenga nombre propio, me es fácil ponérselo. ELLA te lleva por una montaña rusa en la que suceden años y muchos personajes, en un monólogo magistralmente escrito, rápido, audaz, un gran espectáculo para una sola actriz.
Y luego están los niños, claro. Los menores. De los que hablamos tan poco y tan solos están ante la burocracia de la vida. Esos personajes invisibles, pero firmes, que sustentan el relato, como fuera del teatro sustentan el futuro.
ELLA dice: No creamos la sociedad para los hombres. La creamos para pararles los pies a los hombres. ELLA nos pregunta en qué armario se colocan los recuerdos que no sirven para seguir viviendo. Y yo no sé, si soy sincera, qué contestarle.
Lucía Miranda
