Tras ganar el premio Broadway World Spain 2018 como mejor espectáculo musical de pequeño formato, la nominación a Silvia Marsó al premio Valle Inclán y como mejor actriz protagonista en los premios de Teatro Musical, vuelve a Madrid este montaje teatral basado en la novela homónima del prestigioso escritor austríaco Stefan Zweig.
Sinopsis:
La Señora C, una aristócrata que acaba de enviudar observa una noche en el Casino de Montecarlo a un joven jugador que pierde todo su dinero en la ruleta. Desesperado, el joven abandona el local y ella, después de seguirlo, consigue evitar su suicidio. Stefan Zweig, partiendo de esta premisa, nos hará reflexionar sobre los misterios de la naturaleza humana, a través de una historia emocionante, tórrida, trepidante, con un irónica mirada sobre la sociedad y unos personajes llenos de fuerza, que se debatirán entre el bien y el mal, entre los convencionalismos y las más profundas pasiones, cuando el destino convertido en catalizador de un profundo debate moral, los conducirá a una situación límite durante 24 horas.
Nota del director:
Una aristócrata, con una estable y burguesa vida, tendrá una experiencia única, absolutamente inesperada, que la enfrentará a todos sus principios vitales y morales. Con esta sencilla y poderosa historia, Zweig nos propone una reflexión sobre los caminos imprevistos de la vida que nos lanzan a abismos insondables, transformándonos para siempre.
Esta adaptación en formato de teatro musical apuesta por el género desde un contexto delicado y de cámara, basado en un excepcional trabajo de actores sobre el profundo texto de Zweig, en el que la música original de Sergei Dreznin y el planteamiento visual de Arturo Martín Burgos en la escenografía, Juanjo Llorens en la iluminación y Ana Garay en el vestuario, permitirán al espectador vivir un torbellino, un delirio que tan solo dura veinticuatro horas, pero que transforma a los protagonistas para siempre.
Una visión subjetiva de la pasión, que conduce a los personajes por la peligrosa senda de los deseos más profundos, que tantas veces necesitamos vivir, de forma inconsciente, para huir de nuestra propia vida.
Ignacio García